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Irreverencias de un joven abogado sobre el derecho, la ley y los abogados (página 2)




Enviado por Esteban Ortiz



Partes: 1, 2

"El Derecho es un eterno realizarse" comenta el profesor
Mariano Alonso. Se podría decir que la doctrina es la
principal creadora del Derecho, sin embargo hay otras fuentes no
menos importantes. El abogado es el operador llamado a ayudar en
la tarea de creación del Derecho.

El abogado no debe ser un repetidor de la ley. Hay de aquel
que se limita por comodidad a repetir un texto que
emana del legislador, mediocre profesional empantanado en la
comodidad del aprendizaje de la
ley. Cuando nos dedicamos a trabajar, nos olvidamos pronto lo que
hemos aprendido en la Facultad (si es que llegamos a aprender
algo) y practicamos un positivismo
riguroso que es intelectualmente lo más cómodo y
desde luego, lo más eficaz. No hay otra
explicación: ahí está el dinero. Es
decir, el oficio así entendido consiste en la
búsqueda de textos legales (alguna que otra sentencia) que
se adapte al interés de
nuestro cliente, a la
situación en particular y darle el sentido, amparado en
esta trascripción de leyes, que
más nos convenga y que le queramos dar. "Nada puede
reprocharse, además a quienes así actúan
porque sus resultados son de ordinario muy eficaces y
útiles para los intereses que defienden… El abandonar
las banderas del Derecho para pasarse a las de la ley es, en
efecto, muy rentable; pero el tiempo ha
puesto de manifiesto el riesgo de sus
consecuencias imprevistas porque el Derecho solo puede manejarse
con la cabeza humana, combinando la inteligencia y
el sentimiento de justicia, en
tanto que las leyes como mejor se manejan hoy es con máquinas
infinitamente más rápidas y más precisas que
los hombres. De esta manera mientras que los juristas siguen
siendo imprescindibles, los abogados (positivistas) están
siendo sustituidos – o mejor dicho- ya lo han sido, por
máquinas[2]buscadoras de textos
legales.

Pero hay que aplicar el Derecho e ingeniarse formas
distintas para hacerlo. Interpretarlo con algo de creatividad,
pensarlo todo el tiempo con el fin de dar soluciones
prácticas. El Derecho debe ser una constante
renovación de conocimientos para ponerlos en
práctica. Lamentablemente el 97% de los estudiantes, el
98% de los funcionarios y el 99% de los abogados no se dan cuenta
de que el Derecho no es lo mismo que ley. No podemos ser
repetidores de la ley sino estudiosos del Derecho. Es que el
Derecho no es lo que sale en el Registro Oficial
publicado todos los días.

Luego de salir de la universidad, hay
que volver a los libros,
constantemente debemos prepararnos, investigar. Porque ya en este
punto, pensemos que no sólo se cultiva el que investiga,
sino que aporta decididamente a la ciencia del
Derecho, en esa constante tarea por re-crearse. Mainland
señalaba que "el Derecho es el resultado del encuentro de
la vida con la razón".

Porque, de esta manera, "buenos abogados contribuyen a
hacer buenos jueces y a que estos hagan buenas sentencias y al
revés, por supuesto. Y es que el diálogo,
el debate, ayuda
para descubrir nuevos puntos de vista, matices muchas veces
insospechados, aspectos del problema que de otro modo hubieran
quedado en la penumbra, cuyo intercambio entre las partes
contribuye decisivamente a afinar el razonamiento, a profundizar
en el análisis de las implicaciones del problema
y, por supuesto, a orientar la solución en un sentido
determinado[3]

La intención es poder ser voz
y pensamiento
del Derecho. Dar soluciones a problemas de
aplicación jurídica en lo cotidiano. Por que todo
el tiempo estamos sujetos a relaciones jurídicas,
constantes, y el jurista debe estar atento para preverlas,
analizarlas y sobre todo aplicarlas. En beneficio del cliente y
de la causa que defiende.

Por que nuestra vida, según lo señala
Norberto Bobbio, se desenvuelve dentro de un mundo de normas.
"Creemos ser libres, pero en realidad estamos encerrados en
una tupidísima red de reglas de conducta, que
desde el nacimiento y hasta la muerte
dirigen nuestras acciones en
esta o en aquella dirección. La mayor parte de estas normas
se han vuelto tan comunes y ordinarias que no nos damos cuenta de
su presencia. Pero si observamos un poco desde fuera el desarrollo de
la vida de un hombre a
través de la actividad educadora que ejercen sobre
él sus padres, maestros, etc., nos damos cuenta que ese
hombre se desarrolla bajo la guía de reglas de
conducta[4]

Por eso es trascendental "volvernos conscientes de la
importancia de lo normativo en nuestra existencia
individual y social[5]La norma condiciona nuestro
convivir diario, y sin darnos cuenta, hasta nuestra vida. La
responsabilidad que eso significa y el respeto hacia la
norma y hacia lo ajeno debe ser parte integral del hombre, del
abogado y por ende del juez. Ahí está el aprendizaje
que debemos seguir. A pesar de la podredumbre que muchas veces
encontramos

El Derecho es cambiante, evoluciona. Si nos limitamos al
estatismo de una ley que supuestamente debe perdurar en el
tiempo, corremos el grave riesgo de anquilosarnos y el Derecho no
puede en ningún momento ser estático. Debe estar
atento a los cambios constantes. La vida y las circunstancias que
se generan en las relaciones personales por las que hay que velar
son muy complejas y variadas. El abogado debe de tener conciencia y
estar comprometido con el Derecho. Es importante pensar el
Derecho, a ser artistas. Porque no es lo mismo el Derecho que la
Ley y saber Ley no es lo que hace a un buen abogado. Si, es la
parte práctica que le puede hacer ganar dinero, pero
creo que el Derecho va mucho más allá de
eso.

Quiero insistir en este punto al decir que es el Derecho
el que está evolucionando constantemente. Matiz y
diferencia que hago con la ley que no puede cambiar de manera
constante ya que se entiende que se aplica para casos concretos y
su permanencia en el tiempo genera seguridad
jurídica. Así que prefiero una ley anquilosada a
una en constante cambio. Pero
el Derecho, al pensarlo crece. Se engrandece con las
circunstancias que vive constantemente, porque se genera todos
los días.

¿Artistas
o artesanos?

Todo diálogo, el que mantenemos, formal o
informalmente, bilateral o multilateral, contribuye a hacer
Derecho. Nace del debate y del estudio constante y nosotros, creo
yo, estamos dispuestos a estudiarlo. "El Derecho no es una verdad
revelada; no se descubre de pronto en virtud de iluminación alguna, se logra con esfuerzo y
con esfuerzo colectivo a partir de la interacción constante de todos los
individuos que comparten el cuerpo social, que, por lo
demás, cambia cada
día.[6]"

En este punto me parece importante apartarme un poco del
tema. Necesario hacerlo ya que es una idea que está ligada
íntimamente con la función
del jurista, aunque luego vuelvo, sin demora, a hablar sobre el
jurista.

¿Cuál es la diferencia entre un artesano y
un artista?

El artesano es el que en un taller toma el material en
bruto y lo trabaja toscamente. Va creando figuras, imágenes,
pero carece de sensibilidad. De ese gusto e inspiración
propia del artista. Un tallador de piedra, ese picapedrero que da
forma al material en bruto tiene una labor distinta a la del
escultor. El escultor es un artista, es quien con la misma
piedra, con el mármol crea una obra de arte, delicada,
producto de la
inspiración y mediante la cual se expresa.

El artista es el irremplazable. Benjamín Prado
dice que "estamos en un mundo en el que parece que los banqueros
y los políticos son más importantes que los
pintores o los poetas, cuando vemos que estos son intercambiables
y los artistas son únicos: cualquiera hubiera podido ser
Carlos IV, pero nadie habría podido ser Goya, excepto
él".

Cualquiera podría ser artesano pero pocos
artistas. El artista es el sensible, al que no se le escapa
detalle, el apasionado. El artesano el rutinario, porque en las
obras de arte no puede existir jamás rutina ni costumbre
como práctica reiterada. El artista tiene una
imaginación más rica, un arte más depurado.
El artesano aprende, se le puede enseñar mientras que el
artista requiere de un don especial.

Rembrandt pintó un enigmático cuadro que
alude a la importancia de pensar e idear la obra de arte. El
artista se diferencia del artesano en que medita su trabajo,
piensa cómo lo va a realizar antes de ponerse a trabajar
en él. La descripción del cuadro es sencilla: aparece
la figura del joven alejada del caballete, vestido con elegantes
ropajes y no con la típica vestimenta de pintor, pero
sí con los pinceles en la mano para que no le confundamos
con un mero visitante de su estudio, que es bastante sencillo y
austero. Con un fuerte foco de luz Rembrandt ha
iluminado el cuadro que está pintando pero que nosotros no
podemos ver hasta que no esté acabado. Ahora el artista
está engendrando su obra maestra que una vez acabada
podrá contemplar el espectador, por eso el artista se
queda en la sombra meditando. Pensando en su irrepetible obra que
sólo él la puede hacer.

El abogado no se puede quedar como mero artesano de la
ley. Tiene que ser artista de la norma. Por eso, es
imprescindible dividir conceptos con el fin de poder
diferenciarlos. Didácticamente diremos que el abogado es
el artesano, útil para lo que hace. El jurista es el
artista, el que no sólo tiene vocación, sino que la
explota. El jurista es imprescindible para la creación del
Derecho. Al abogado, común y corriente, se limita al texto
legal, a cumplir con un oficio bien aprendido, cómodamente
repetido. El abogado fácilmente se puede convertir en un
positivista que ha aprendido sobre la ley (y no sobre el Derecho,
que es distinto) y ser un artesano como los muchos que existen.
El jurista no, implacable conocedor.

El artista tiene un don que se lo debe desarrollar,
basado en el estudio constante. De esta manera el artista enamora
a la ley para aplicarla, no la viola. Pero la enamora y convence
con arte, como don Juan ante los balcones de las bellas damas, el
jurista ante los tribunales de justicia para defender lo que
cree. Quizás esto tenga más de retórica, eso
de defender lo que cree puede ser muy subjetivo si tomamos en
cuenta lo ya mencionado: el interés superior del
cliente.

Artista, eso es lo que debe caracterizar al buen
abogado.

El Derecho es una realidad que se hace todos los
días, un eterno realizarse. Y nosotros no debemos ser
meros repetidores de leyes, sino intentemos ser críticos y
pensadores de soluciones a problemas nuevos, ambiciosos abogados
que constantemente están pensando el Derecho.

Porque el Derecho es interpretación. Es hermenéutica constante y nosotros somos los
llamados a desarrollarlo, a interpretarlo para poder
desentrañar su sentido y aplicarlo en beneficio de todos,
de nosotros mismos. Darle un sentido a lo que hacemos. Porque el
Derecho apasiona y nosotros debemos llevar esa pasión que
la hemos escogido para desarrollarla, para evitar situaciones de
inseguridad
jurídica, de interpretación.

 

 

 

 

 

 

Autor:

Esteban Ortiz Mena

[1] Nieto, Alejandro; op cit

[2] Nieto, Alejandro; op cit.

[3] Nieto, Alejandro; op cit.

[4] Bobbio, Norberto; Teoría General del Derecho, Editorial
Temis S.A., 1994, pag 3.

[5] Bobbio, ob. cit.

[6] Nieto, Alejandro; Fernández,
Tomás Ramón; El Derecho y el revés,
Ariel, tercera edición, Barcelona 2004

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